El 23 de septiembre de 2020, vecinos de La Cala del Moral y Rincón de la Victoria se manifestaron contra la tala de los más de 80 árboles, moreras entre ellos, que formaban el cinturón verde del municipio contra el polvo que llega de la vecina fabrica de cemento, hogar de centenares de pájaros y que ambientalmente protegía contra la inclemencia del sol de verano.

Ese día, Policía Local y Guardia Civil despejaron la resistencia pacífica de manera desigual. Mientras algunos agentes trataban de convencer a los vecinos, otros se empleaban con más contundencia provocando momentos de verdadera tensión entre los vecinos que allí se dieron cita para evitar que el consistorio talara y arrancara todos los árboles de la avenida de Málaga.

Al menos, ese día consiguieron parar el desastre medioambiental, aunque sólo fue una tregua, ya que el lunes siguiente se convirtió en un verdadero lunes negro medioambiental para La Cala del Moral, en el que Salado pasó por encima de los manifestantes, con la ayuda de un importante dispositivo policial, para dar cumplimiento a sus planes.

La tala estuvo camuflada dentro del proyecto de modificación de acerado de la concejalía de Infraestructuras y que se descubrió en las partidas de imprevistos. Así lo denunciaba inicialmente Rocío Calderón, IU, que insistía en que el trabajo proyectado no se asemeja con el que se está ejecutando.

Posteriormente, el PSOE explicaba que sólo existía un informe técnico previo a la tala de los árboles, fechado el 14 de agosto de 2019 a petición del área de infraestructuras y firmado por el técnico de la empresa pública EMVIRIA. Dicho informe determinaba que los árboles talados eran adecuados para el entorno en el que se encontraban. Según la inspección del técnico, “no habían ocasionado daños en el acerado”, señalaban los socialistas.