Este mes de agosto por casualidad estuve viendo la película “Todos los hombres del presidente” (All the President’s men), una película muy recomendable estos días de turbulencia política. La película es de 1976, en la que R. Redford y D. Hoffman interpretan a dos reporteros del Washington Post, Bob Woodward y Carl Bernstein. Pues bien, resulta que estos dos reporteros destaparon el famoso caso llamado “Watergate” que provocó la dimisión del presidente Nixon, por allá por 1972.

La película es un viaje a través del coraje periodístico a pesar de las amenazas de políticos y sicarios, una lucha por la democracia y la libertad de expresión. Woodward y Bernstein fueron tachados de difamadores y calumniadores, fueron perseguidos y amenazados, y el mismo Washington Post fue tachado de panfleto y amenazado con ser “destruido”.

Aún con esto, los periodistas perseveraron en la búsqueda de la verdad y se han convertido en icono de esto mismo y de la persecución de la corrupción política a pesar de las amenazas y las coacciones.

Parece mentira que hayan pasado 40 años y nada haya cambiado. Bueno un poco sí, el acceso a la información gracias a Internet y la inmediatez de la misma se ha aliado con la democracia y la posibilidad de destapar la corrupción. Sin embargo, en cuanto a coacciones y amenazas, el mundo no ha cambiado mucho. Quizá en España, no exista esa sensación de temor por la integridad física, pero sí a daños materiales y a que terceras personas puedan sufrir represalias.

Rincón de la Victoria, un pequeño municipio olvidado de los medios de comunicación nacionales y protegido por la mayoría absoluta local y provincial, no se queda atrás, y el miedo a represalias está latente y es visible a través de las redes sociales. Es más, este periódico sufre esa persecución.