Pero, ¿alguien ve cordura en mandar a los niños a estudiar a la obra?
Esto, por lo que cualquiera en su sano juicio se llevaría las manos a la cabeza, es lo que está haciendo Agencia Pública Andaluza de Educación dependiente de la Consejería de Educación.
El próximo curso, los niños del CEIP Josefina Aldecoa comenzarán la ESO en unas aulas prefabricadas en la explanada de la obra donde se está construyendo el cuarto instituto, entre ruidos de hierros, grúas y obreros, y polvo de tierra y cemento.
Esto, la Agencia, un ente abstracto que se vuelve gris cemento y gris oscuro de escasa transparencia, lo ve normal, tanto que obvia a los padres, que han mostrado su oposición, y al propio ayuntamiento de Rincón de la Victoria que hasta en tres ocasiones le han ofrecido otras alternativas, y sólo el no más rotundo ha sido la respuesta, con la salvedad de que aquí no hay ventanilla de registro para interponer recursos, porque la decisión obstinada, prepotente y despótica ya ha sido tomada.
Parece un colofón de los horrores, un castigo psicológico final para cinco años de lucha de alumnos, padres y vecinos, una innecesaria forma de amargar la visión del cuarto instituto, un penúltimo capitulo del thriller que ha sido, es y será la educación pública en Rincón de la Victoria.
Aunque si bien, siempre los interlocutores de la Consejería de Educación con los padres y madres, y con los responsables políticos del ayuntamiento, tienen sus nombres y sus apellidos, las responsabilidades de que los niños respiren polvo y cemento, escuchen más los ruidos de hierros y grúas que a los profesores, y tengan su seguridad y educación amenazadas por esta sinrazón, esas responsabilidades comenzarán a rebotar esquina tras esquina del tablero de juego de la Consejería de Educación de la Junta de Andalucía.
Parece que llega el turno de los padres y alumnos de Rincón de la Victoria de mover ficha y decidir cómo quieren empezar el siguiente capítulo.