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  • Diario Digital | viernes, 29 de marzo de 2024
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Papá, me voy a alistar

Una de las cosas que me gusta de la Fiesta del Boquerón es que siempre tienes la oportunidad de hablar con desconocidos, compartiendo una tapa, en este caso, valga la redundancia, de boquerones. Aunque estas conversaciones se mantienen siempre en la intimidad que te otorga el bullicio del gentío, esta vez, el tema bien se merece esta columna.

soldado
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Papá, me voy a alistar

Durante una pausa en la enretenida labor de tomar recursos para el periódico conocí a un vecino de Rincón de la Victoria compartiendo una de las cubas ubicados en el paseo, que hacen de improvisadas mesas,  y enseguida comenzamos a hablar del calor, de la fiesta y de los quebraderos de las cabezas. Mi interlocutor me contaba que estaba contento porque su hijo había decidido alistarse en el ejército. Ante lo que parecía una evidente cara de curiosidad por mi parte, me contó que su hijo nunca había sido mucho de estudiar y que ante el futuro de estudiar una carrera y acabar trabajando probablemente en la hostelería o tener que dejar Málaga, porque –añadía, “aquí no hay trabajo”, había optado por el ejército. Comentaba mi improvisado compañero que lo único que esperaba ahora es que le tocara Melilla en lugar de Asturias, porque así, al menos, le podía tener más cerca e ir a visitarle más a menudo.

Los datos son rotundos. La tasa de paro de la EPA (Encuesta de Población Activa) es del 29% en Andalucía, y en Málaga, del 25,94% (referidos al segundo trimestre de 2016). Además, según el observatorio Argos, entre el 93% y el 94,5% de los contratos son temporales, con casi el 80% en el sector servicios y tan solo un 5% en el sector industrial. Ante este panorama, muchos optan por una plaza pública como una manera de optener un sueldo fijo y más derechos laborales, aunque dada la crisis económica y los recortes presupuestarios de todas las administraciones el número de convocatorias públicas de oposición y de oferta de plazas es pequeño: 13.427 nuevas plazas para funcionarios en 2016 (fuente: Expansión, marzo 2016), de las que a las Fuerzas Armadas fueron 761. Es cierto, que la cifra total de 13.427 de 2016 es superior a la de 2015 (8.281) pero no perdamos de vista que esta subida es totalmente coyuntural y obecede al período de elecciones.

Para colmo, la bolsa de empleo de Rincón de la Victoria arroja la cifra de 10.000 inscritos en los 20 días que duraba la convocatoria, provinientes de toda Málaga, cuando en 2007 fueron 1.600 solicitudes, y que lo único que ha hecho es poner de manifiesto la gran necesidad de empleo que hay en la provincia, sabiendo incluso que la duración máxima del contrato para el afortunado es de seis meses.

El panorama que se presenta es oscuro para los jóvenes que alcanzan la mayoría de edad y que han de tomar una decisión, que afecta también a la tasa de abandono escolar, porque, admitámoslo, los jóvenes no son ajenos a la situación economica a su alrededor y al futuro que se les presenta, y hace que esta tasa de abandono se sitúe en el 23,8%, según la Consejería de Educación; es decir, 1 de cada 4 alumnos en Andalucía abandona los estudios de forma prematura.

Finalmente, mi interlocutor y yo concluimos que el haber entrado en el Ejercito era una buena cosa, porque además el chaval podría encontrar una motivación para estudiar, eso sí, dentro de las Fuerzas Armadas, porque ahora “estudiaba para algo”.