El Rincón Habla - Inspirational Magazine

  • Diario Digital | jueves, 28 de marzo de 2024
  • Actualizado 09:28

Como gatos panza arriba

Que tras una publicación que levanta ampollas, algún implicado se defienda como gato panza arriba y que otro medio le dé pábulo es algo de esperar, sin embargo, que tanto ese implicado mienta como que el medio se preste a la mentira, haciéndola suya y traspase todas las líneas éticas profesionales señalando y criminalizando a un menor, hijo del director de otro medio de comunicación donde se publicaba un artículo, es algo reprochable desde cualquier punto de vista.

 

Finger pointing at the school book. Little boy looking frightened.
Señalando a un niño
Como gatos panza arriba

La periodista y propietaria de un periódico digital de Rincón de la Victoria y la directora del centro escolar, de una forma totalmente irresponsable, colocaron la diana sobre el mensajero y sobre su hijo. Tanto fue así que la periodista tuvo que rectificar, aunque sólo a medias, en la tarde del viernes por petición de la propia comunidad educativa. Sin embargo, aún no ha pedido disculpas por escribir implicando y señalando a un menor.

El medio digital de la periodista habría tratado burdamente de desviar la atención de un hecho incontestable que era la exclusión de los niños varones en unas charlas sólo para chicas en el centro de educación público, en horas lectivas y sin el conocimiento de los padres, centrándola en el padre, director de un periódico, y su hijo, incluyendo mentiras y contradicciones en su artículo.


Primero, el artículo miente al decir que las jornadas se suspendieron por la actitud de crítica de un padre, ya que fueron varias madres las que elevaron la crítica de lo sucedido, y esto es un hecho demostrable. Además, entrando en contradicciones, aclaran que “dado el revuelo causado en las redes sociales, la dirección del centro volvía a insistir a las organizadoras para que los niños pudieran asistir a las charlas, y ante la negativa por respuesta, el equipo directivo ha decidido suspender la actividad”, y admitiendo después que el malestar era de algunas familias.

Segundo, la directora vuelve a contradecirse cuando comenta por un lado que “este proyecto que nos pareció interesante y por ello se solicitó”, pero en su comunicado a los padres dice que es la Delegación la que lo propone: “Aceptamos el Programa porque procedía de Delegación”, pero la Delegación deja claro que “sólo le proporcionó (a la Organizadora de las charlas) unos centros donde ellas pudieran desarrollar dicha actividad”.

¿Qué es lo que los padres deben creer? ¿El comunicado? ¿Lo que dijo a esta periodista? 

Tercero y último. El artículo, de escaso nivel, da por hecho que el que escribe el artículo es el padre y no tiene en cuenta que existen más redactores, precisamente por no implicar la redacción del hecho irrefutable y de interés general que era la exclusión de los niños varones de unas charlas sobre igualdad de oportunidades en un colegio público y que la dirección del centro no había informado siquiera a los padres.


Resulta lamentable que una periodista que dice ser profesional caiga en criminalizar a un menor y a un compañero de profesión por una información real con tal de hacer suyo el revanchismo. Desde aquí, mi más absoluto reproche a su comportamiento tan falto de ética y profesionalidad.