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  • Diario Digital | jueves, 28 de marzo de 2024
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Cuando seas mayor, de Enrique Iturriaga

Las personas mayores, solían preguntar a los pequeños de mi época:

¿Qué vas a ser cuando seas mayor?

Y los niños, que no teníamos ni puñetera idea de que eso de ser mayor llevaba consigo opciones o preferencias, solíamos responder con una estupidez aún mayor si cabe, que la pregunta.

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Cuando seas mayor, de Enrique Iturriaga

Yo quiero ser cobrador de tranvías, porque todo el dinero que recoge se lo guarda en una bolsa de cuero que, al acabar la jornada se lleva a su casa para que se pongan contentos  su mujer y sus chiquillos.

Los más atrevidos respondíamos:

Médico. O torero, o futbolista… Las niñas decían querer ser artistas de cine, o enfermeras. Como puede verse, el horizonte era bastante limitado.

Y es que carecíamos de la información adecuada del camino que el niño habría de recorrer hasta alcanzar sus objetivos laborales. Muchas veces, siendo niño, pensaba ante una situación como esta. “Yo no quiero ser nada cuando sea mayor, es que ni siquiera deseo ser mayor. Yo quiero seguir siendo niño y divertirme siendo niño, con todos los privilegios que eso  conlleva”.

Pero la vida ha evolucionado y ya los mayores (esos seres misteriosos e incomprensibles para nosotros, los niños) ya no hacen esas estúpidas preguntas. Además, ahora es tan amplio el abanico de profesiones que se abren ante las expectativas infantiles, que los niños necesitarían hacer un master, para poder responder adecuadamente.

Durante los últimos veinte años han aparecido infinidad de nuevas profesiones y con la pasada crisis económica, aún han salido al mercado laboral gente emprendedora que ofrecen las más insospechadas maneras de fabricar un producto o inventar un servicio.

Pero si a los niños de ahora, les preguntásemos, es posible que la mayoría de ellos responderían:

Quiero ser político y llegar a ser diputado o senador.

Y es que ahí están las ocupaciones más  lucrativas del mercado laboral, siempre y cuando se entienda la política como una profesión que se ejerce para ganar dinero y prestigio, cosa que, según parece, es la que motiva a una gran parte de las personas que deciden dar el paso y se lanzan al ruedo político, con la ejemplar y encomiable idea de “trabajar por mi país y por el bienestar y prosperidad de mis compatriotas”

Porque, independientemente de los suculentos salarios que perciben, tienen un gran número de mejoras, ayudas y gabelas.

Éstos son los principales privilegios de nuestros políticos parlamentarios:

Sueldos muy por encima de la media nacional. Sus señorías superan la media: La media nacional es de  unos 2.000 € al mes. Y un diputado cobra como mínimo 2.813,87 €, mas dietas, ayudas y otra serie de complementos, como …

Gastos por alojamiento. Todo diputado de una circunscripción fuera de Madrid recibe 1.823,86 € mensuales en concepto de ayuda para pagar los gastos de hotel o alquiler de una vivienda. Estas ayudas están exentas de IRPF.

- No pagan billete de avión y tienen 250 euros al mes para taxis. Y aparte, aquellos diputados que no tengan coche oficial reciben una dieta de 250 euros mensuales (3.000 al año).

- Y disponen de 150 euros al día por viajes al extranjero. Los diputados que viajen al extranjero en misión oficial reciben 150 euros diarios en concepto de dieta por desplazamiento que se reduce a 120 euros si el viaje es dentro del país.

- Y pueden compatibilizar varios sueldos públicos.
Por ley, los exministros reciben durante dos años una indemnización del 80% de su último sueldo anual, que es compatible con los sueldos que perciban como diputados o senadores.

- Actividades extraparlamentarias. Sus señorías, además, pueden compatibilizar su escaño con alguna actividad privada,

El Congreso les sufraga un plan de pensiones y tienen derecho a una pensión de jubilación con solo siete años cotizados, en tanto que cualquier español  necesita quince años de cotización.

Y disponen de un ordenador portátil, teléfono móvil y  hasta conectividad UMTS que es un sistema ultramoderno que proporciona servicios de uso fácil y adaptable para abordar las necesidades y preferencias de los usuarios, amplia gama de terminales para realizar un fácil acceso a los distintos servicios y bajo coste de los servicios para asegurar un mercado masivo. (¿?)

- Y todo ello, sin control del absentismo laboral.

  Si en lugar de ser diputado el “trepa” es solamente senador, tendrá que conformarse con que sus percepciones sean algo mas bajas. (un 9% menos)

Así no es de extrañar que mucha gente trate de abrirse paso en la carrera política cifrando en ello su máximo anhelo. Comienzan por afiliarse a un partido político (la ideología del partido no tiene por qué coincidir con la del individuo), después de hacerle la esfera (esfera=pelota) al jefe inmediato, llega el momento de hacérsela al jefe supremo y brindarle algunas ideas, a ser posible, originales y oportunas, como por ejemplos la necesidad de cambiar los nombres a un montón de calles de la ciudad, o extirpar todo vestigio de un pasado político cuasi-aborrecible.

El jefe máximo se fija en él y le incluye en las listas electorales. Y ya tiene el sujeto asegurado su futuro económico.

En España tenemos 350 diputados y 257 senadores. En total 607 políticos que disfrutan de unos salarios muy apetecibles y de unos complementos envidiables.  Y aparte de los sueldos que cobran sus señorías, los partidos políticos también tienen subvenciones que rondan  los 22.000 euros por cada diputado y por cada senador. Pero es que, además de los diputados y senadores hay otras categorías de políticos: 54 en el Parlamento Europeo. Hay más de 74.000 alcaldes y concejales, mas de 1.200 parlamentarios autonómicos, mas de 1.000 diputados provinciales, y otros de índole menor como los pertenecientes a Cabildos insulares. En total, en nuestra España hay unos 78.000 individuos (e individuas) viviendo del Presupuesto que se nutre con nuestros impuestos.  Y aún se estima en unos 400.000 las personas que ocupan puestos en empresas públicas, instituciones, sindicatos, etc.,  procedentes de la política.

Y ahora vienen las observaciones que, desde Perogrullo, se ha hecho mucha gente antes y después de la crisis:

¿Son necesarios tantos políticos, remunerados con tanta prodigalidad?

¿Cabría la posibilidad de reducir sensiblemente ese gasto?

¿Funcionarían las instituciones peor con menos gente?

¿Es cierto, como se ha escrito, que en España sobran mas de 350.000 políticos?

Se calcula que con una nueva distribución, se podrían ahorrar al Estado unos 28.000 millones de euros.

¿Preocupa este asunto a alguno de los partidos políticos gobernantes o de la oposición?

Así es que cuando una persona mayor pregunte a un niño ¿Qué quieres ser cuando seas mayor? Que no se sorprenda con la respuesta.