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  • Diario Digital | sábado, 20 de abril de 2024
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RELATOS

J and S

Os traemos el primer premio en la categoría Segundo Ciclo de la ESO del I Certamen de Relatos Gabirol, organizado y patrocinado por el Centro de Formación Gabirol, y en el que colabora este periódico.

El primer premio de esta categoría ha sido para el relato titulado J and S de Philippe Ray.

Primer premio I Certamen Gabirol - 2 ciclo ESO - Lucia Toledo
Primer premio I Certamen Gabirol - 2o ciclo ESO - Lucía Toledo

El fue a su habitación y dio dos toques en la puerta.  De aquella habitación salió una chica con los caballos de chocolate y los ojos de color café. Sí, era ella. La chica de la que se enamoró nada más verla entrar por la puerta de aquel instituto londinense el día anterior.

Cuando la vio le propuso un plan que ella no podía rechazar: dar un paseo por las calles de esa ciudad tan bella y admirada por muchas personas. Ella aceptó y rápidamente se cambió de ropa; se puso un vestido negro ceñido, unos botines de encaje de rosas negras con tacón, dos anillos que no llamaban mucho la atención y una sonrisa que deslumbraba. Sinceramente, aquella chica española era perfectamente imperfecta.

Cuando llegó la noche, se pararon en la en el Tower Bridge para observar como la luna se reflejaba en el agua cristalina del río Támesis. De repente, sus miradas se cruzaron, y poco a poco, las manos de James quedaron en la cintura de la chica, y las manos de ella rodeaban su cuello con cariño y dulzura, hasta el momento de que todo lo que podían decir con palabras, lo hicieron con besos.

Estaba feliz, contenta, ilusionada… Tenía una mezcla de sentimientos felices. Quería gritar a los cuatro vientos todo lo que había sucedido. ¿Tenía novio? Sí, lo tenía. ¿Seguro? No. Solamente seguir un par de besos. Pero fueron tan… Puf.

Un mes. Ya había pasado un mes desde que habían vuelto a España y ella seguía sin tener noticias de él. Antes de irse, prometieron llamase por Skype. Pero no lo hicieron. Y ella, ella estaba preocupada. No sabía lo que estaba pasando en Inglaterra; hasta que un día su madre le aviso de que tenía una carta de Reino Unido (¿Hogwarts? Ojalá) que decía lo siguiente:

Querida Sofia: aquí en Londres sigue lloviendo. Todo sigue tan normal. Te escribo esta carta porque quería decirte algo: siento haberte creado falsas esperanzas, siento haberte dicho cosas que no sentía, todos los " me gustas ",  " Quiero que estés a mi lado ", " quiero irme contigo a España ", todos los besos que te di, todas las sonrisas que te saqué, todo, fue una mentira. Nada de lo que hice y nada de lo que dije fue cierto.

Posdata: mi consejo es que rehagas tu vida igual que yo voy a rehacer la mía y, si yo fuera tú, olvidaría esta aventura pasajera.
Firmado James.


Cada segundo que pasaba, Sofía se arrepentía aún más de haber abierto esa carta. Tenía ganas de ir y decir a la cara todo lo que pensaba de aquella maldita carta.

Ese mismo día por la tarde empezó a llover. La lluvia le transmitía tristeza; le recordaba a sus abuelos y, ahora, él también estaba presente. ¿Porque tenía que estar presente en todos los lados ?  Pensaba en él cuando escuchaba música, cuando llovía, cuando hacía sol, cuando iba al instituto… Supongo que estaba, aish, cómo se dice, ¿enamorada?

Pasó un año. Un año desde que Sofía abrió la única carta que le envió James desde que se conocieron. Ya no pensaba en él. O eso era lo que ella creía.

 

Mientras tanto, en Inglaterra.

James seguía dolido por todo lo que pasó con Sofia el año pasado; pero tenía que parecer que lo había superado. Un lunes por la mañana, la profesora de inglés les dio una noticia: entre semana se iban a Málaga para practicar todo el español que habían aprendido.

Cuando James se enteró, quiso avisar a Sofia de la increíble noticia, pero al segundo se acordó de que él la había dejado. Se arrepentía de haber hecho caso a sus padres y de no haber luchado por tener entre sus brazos al amor de su vida. Sí, el amor de su vida. La amaba, y no podía dejar de amarla por mucho que lo intentase, porque no quería olvidarse de ella.

Él emprendió su aventura. Estaba nervioso. Por fin, iba a gritar a los cuatro vientos todo lo que sentía por ella.

 

En España.

Un viernes por la mañana, el profesor de inglés les dijo que el lunes por la mañana iban a llegar sus compañeros de Londres, con los que estuvieron el año pasado.

A Sofía le empezó a latir el corazón muy deprisa. Estaba pálida. No tenía ganas de encontrarse con un ser tan imbécil que dejó escapar la obra de arte que tenía delante.

Llego el lunes por la mañana. Todos recibieron a sus compañeros ingleses con mucha alegría. Todos excepto Sofia, que recibió a James enfadada y sin ganas de verle la cara.

James quiso hablar con ella desde el primer momento en que la vio, pero ella no le dejó. De hecho, en cuanto James entró en aquel instituto español, corrió hacia Sofia para abrazarla y contarle la verdad; pero en vez de un abrazo, se llevó un empujón por parte de ella. El sólo pedía cinco minutos para explicarle todo lo que ocurrió aquel 19 de mayo de 2017.

Pasó una semana. Una semana sin dirigirse la palabra. Él ya estaba cansado. Cansado de cargar con tantos fracasos. Así que se dejó llevar por el instinto, e hizo la mayor locura de su vida.

El martes, en el recreo, fueron a visitar la sala de megafonía; allí, a veces, decían asuntos importantes. James aprovechó que estaba en la sala para mandarle un mensaje a Sofia, que decía lo siguiente: "Sofía, si aún sientes algo por mí, ven a la biblioteca y podremos empezar de nuevo", dejó una canción de fondo: imposible de James Arthur.

Sofía sin pensarlo dos veces se fue para la biblioteca, ella también se dejó llevar por el instinto. Y allí estaban, unos ojos de color café enfrente de unos ojos color cielo. Sus miradas se cruzaron, y sus labios, sus labios tropezaron en un cálido, dulce y cariñoso beso, un beso lleno de amor, pasión y sentimientos que creían que habían dejado de existir.

Autor: Philippe Ray